El Balaitous, siendo el primer macizo pirenaico que supera los tres mil metros de altura desde el Mar Cantábrico, es una de las montañas más emblemáticas de la cordillera pirenaica. Engalanada por esbeltas aristas y crestas que la unen a otra media docena de cumbres de más de tres mil metros, es un claro ejemplo del paciente modelado que han ejercido los glaciares en todas sus vertientes. Hoy en día, el pequeño glaciar de Las Néous, ubicado en su cara este con apenas 3 hectáreas, es la muestra de la acentuada desintegración que están sufriendo los glaciares de los Pirineos.

Esta montaña fronteriza entre los valles de Tena y Arrens, donde perduran los neveros hasta bien entrado el verano, se caracteriza por las dificultades que presenta en la gran mayoría de las vías que llevan a la cumbre. Por ello, a comienzos del verano del año pasado y junto con Joseba Elustondo, decidimos realizar la cresta Diablo-Costerillou (con vivac incluido) para descender después por la Gran Diagonal. Tras esta espléndida actividad, la arista Noroccidental (también conocida como Lamathé) era tarea pendiente para mi, y por ello, a finales de mayo de este año nos reunimos nuevamente para realizar su ascensión.

Éramos conocedores de las exigencias de la ruta, y sabíamos además que las condiciones primaverales añadirían un vestido alpino en las parte superior, así pues, decidimos subir con el material de vivac con la intención de dormir en la cima. Al final, tras 13 horas de intensa actividad y tras haber abordado los delicados y, por momentos, húmedos pasos (hasta 5º grado), alcanzamos la cumbre del Balaitous hacia el atardecer. Un magnífico regalo con la cordillera aún emblanquecida con las últimas nieves y una puesta de sol en el accidentado horizonte pirenaico.

Por la noche, la intensidad del viento aumentó rápidamente, así que junto con la llegada de las primeras luces de la mañana siguiente, recogimos nuestro pequeño vivac y bajamos rápidamente hasta el Refugio de Respomuso por los rápeles de la Brecha Latour. A partir de aquí, continuamos el curso del río Aguas Limpias por la GR-11 hasta regresar al punto de partida en el Embalse de la Sarra.

Crónica de nuestro friend y Glaciólogo Eñaut Izagirre