La sensatez y el sentido común son las actitudes que deben regir el comportamiento del excursionista responsable. Por eso me gustaría compartir con vosotros este decálogo que cree hace tiempo y que estoy seguro de que la mayoría de vosotros cumple y defiende cuando salís al monte.

1) Recuerda: la basura no vuelve sola. Al repartir los alimentos en las mochilas no olvides echar una bolsa de basura para depositar los residuos y poner cada cosa en su contenedor al volver.

2) Si optamos por transportar alimentos frescos hay recordar que la popular fiambrera es el envase más ecológico, mucho más que los recipientes de un solo uso.

3) Las latas, los botellines de plástico y los minibrics pueden ser sustituidos por la cantimplora, caída en desgracia desde que nos inundaron este tipo de envases.

4) Si tenéis pensado acceder a un espacio natural protegido acudir a la oficina de atención al visitante y solicitar información sobre los itinerarios permitidos: evitaréis perjuicios a la naturaleza y posibles sanciones.

5) No acoses a la fauna salvaje para sacar una buena foto, ni recolectes plantas de forma intensiva. Respeta a los pequeños invertebrados y nunca pises o voltees los hongos que no vayas a recolectar.

8) El agua es la sangre de la naturaleza, si la contaminas la dañas gravemente. Respeta los arroyos y torrentes, no alteres su cauce. Está prohibido lavarse con gel o jabón en un lago o hacer la colada con detergente en los márgenes del río.

9) No alteres el desordenado orden natural del lugar que visitas. Los troncos caídos, las plantas muertas, el manto de hojarasca: hasta las piedras guardan un orden natural en el ecosistema. Si lo modificas estarás afectándolo.

10) Actúa con decisión cuando observes una agresión al medio ambiente y no dudes en denunciarla a las autoridades. Pon especial atención a la vigilancia del fuego en el monte y ante la más mínima columna de humo llama al 112 de manera inmediata.