Por Oscar Gogorza, Guía de Alta Montaña UIAGM, www.cuerdacorta.com

El ámbito del alpinismo es enorme, y su definición abarca más terrenos de los que el público no iniciado suele imaginar. Realizamos actividades alpinas no sólo en los Alpes, sino en cualquier terreno de alta montaña, ya sea en terreno de roca, nieve o glaciar.

Por lo tanto, la primera premisa requerida a la hora de iniciarse al alpinismo es escoger el terreno de juego en el que deseo progresar: escalada en roca, hielo o mixto, esquí de montaña, raquetas, progresión a pie sobre terreno glaciar o nevado….

Una vez escogido el ámbito en el que se desarrollará nuestra actividad, deberemos adecuar al mismo nuestros conocimientos y nuestro material y vestimenta. Si nunca nos hemos iniciado en el alpinismo, deberemos preguntarnos si somos capaces, tanto física, como técnicamente, de afrontar la empresa que deseamos acometer.

Iniciación al alpinismo: clásico

Vamos a suponer que uno desea descubrir el alpinismo clásico, esto son ascensiones por rutas de dificultad técnica reducida pero en medio nevado. Obviaremos de momento la progresión en glaciar, puesto que exige un completo conocimiento del encordamiento y del autorrescate.

Si nuestro objetivo es, por ejemplo, ascensiones a picos de 2.000 metros en invierno, será necesario dominar las técnicas de cramponaje y de autodetención con el piolet. Es fundamental recordar siempre que una vez que nos colocamos los crampones, el piolet deberá estar en nuestras manos. La nieve es un medio sumamente cambiante, y sólo nuestra experiencia nos permitirá discernir sobre qué tipo de nieve caminamos, y cuándo es necesario colocarnos los crampones. La mayoría de los accidentes invernales son a causa de resbalones ‘tontos’ en la nieve por falta de pericia en el cramponaje y por no saber autodetenerse.

Dominando éste ámbito, caminar sobre la nieve puede ser una actividad muy segura. A cambio, si no sabemos usar crampones y piolet avanzaremos intranquilos, fatigándonos en exceso y restando eficacia y seguridad a nuestra progresión. Un cursillo de iniciación a al alpinismo básico, impartido por un guía titulado, nos ahorrará pérdida de tiempo, inseguridades y malos hábitos.

También resulta fundamental saber cuándo puedo o no puedo acudir a la montaña, cuando toca afrontar una cima o caminar por un bosque: los conocimientos sobre nivología son imprescindibles. Gracias a Internet, podemos saber casi con exactitud, dónde y cuánto ha nevado, si lo ha hecho con viento, qué laderas son propicias a los aludes, qué escenarios son seguros… No saldremos de casa sin tener claro que desde el punto de vista de las condiciones, la excursión es segura. En años secos y fríos, la amenaza de aludes decrece, pero aumenta el peligro de caídas puesto que el manto nivoso se endurece y exige una técnica impecable de cramponaje.

Ropa y calzado de iniciación al alpinismo

Por último, es fundamental adecuar nuestro calzado y vestimenta a las necesidades de la salida. Seguir la teoría de las tres capas es fundamental: ropa térmica pegada al cuerpo como primera capa (camiseta térmica Uigur de Ternua), forro polar (a mí me gustan los forros de Polartec , como el Punjab de Ternua, porque son cálidos y a la vez ligeros) y cortavientos tipo Gore-Tex. Habitualmente, no camino con pantalón de Gore-tex, pero lo llevo en la mochila por si arrecia el viento o cambia el tiempo. Las botas deberán ser impermeables y admitir crampones. Acostumbro a llevar guantes de repuesto, gorro, braga polar, gafas de sol y un termo con bebida caliente junto a barritas energéticas o la comida que me apetezca en función de la duración de la actividad.