En su web, Patri y Fer se definen como dos “mindundis cualquiera a quienes les encanta el planeta donde vivimos”. Pero lo cierto es que, a tenor de lo que hacen, de lo que han construido con ilusión y compromiso, de mindundis no tienen ni un pelo. De hecho, en justicia, podríamos decir que son auténticas eminencias; maestros en un campo muy concreto: el de vivir sin plásticos en un mundo en el que algo así suena realmente complicado.

Desde que echaron a andar su proyecto “Vivir Sin Plásticos” no todo ha sido compromiso y aprendizaje, ha habido también divulgación. Patri y Fer siempre han compartido los conocimientos que iban adquiriendo y que, finalmente, quedaron plasmados en un libro: Vivir Sin Plásticos. Consejos, experiencias e ideas para darle un respiro al planeta. Además, también ofrecen charlas sobre la importancia de renunciar a los plásticos.

Pero el mayor salto lo han dado recientemente. En junio se liaron la manta a la cabeza para llevar su proyecto de vida, no un paso más allá, sino muchos, muchísimos. Desde entonces andan recorriendo las costas de la península ibérica a pie, empezando en Irún y con intención de terminar en Girona. Por el camino llevan a cabo limpiezas de playas y aprovechan para entrevistarse con personas que conocen el problema de los plásticos en los mares o estudian posibles soluciones. Y así, paso a paso, conversación a conversación, van dándonos a conocer a todos la importancia, no solo de renunciar al plástico, sino también de mantener nuestras costas libres de desechos,

En Ternua decidimos apoyar este proyecto tan especial por su encaje con nuestros valores. Y es que nosotros, como ellos, también contamos con una iniciativa relacionada con el problema del plástico en los mares; la llamamos Seacycle.

Aunque ya los habíamos presentado en otros canales de Ternua, el triste protagonismo que han adquirido los pellets vertidos recientemente en la costa gallega nos ha motivado a hablar de nuevo con Patri y Fer en nuestro blog de plásticos, mares, peligros y de los kilómetros a caminar por la buena causa que persiguen.

Antes de nada, ¿qué tal va esa vuelta a la península?

Bien. Ahora mismo estamos al lado de Lisboa, ya hemos recorrido todo el norte de España. Vamos lentos, porque el principal objetivo no es caminar, sino dar a conocer la necesidad de proteger el océano.

¿Cómo nació este reto?

Siempre hemos disfrutado mucho con las rutas de varios días que van cercanas a la costa. Antes de empezar a vivir sin plástico, habíamos hecho el Camí de Ronda y el Camí de Cavalls.

<<¿Te imaginas recorrer toda la costa de la península caminando?>>, pensamos un día. Y se convirtió en un sueño que no se quitaba de nuestras cabezas.

Muchos años después pensamos que era hora de hacer ese sueño realidad, además, metiendo el plástico en el viaje.

Pusimos una fecha de inicio a más de un año vista y empezamos a darle forma. Nos costó tomar la decisión ya que no encontramos financiación y hemos tenido que dejar muchas cosas atrás, pero lo teníamos que intentar. Imaginar un futuro sin hacer este proyecto no era concebible. Era un sueño demasiado fuerte.

¿Cómo es vuestro día a día durante la ruta?

Nos levantamos pronto, pero nos quedamos un rato escribiendo, preparando contenido para redes sociales e informándonos sobre lo que ha pasado en este mundillo.

Empezamos a caminar sobre las 9, vamos a paso bastante lento, entre otras cosas porque nuestras mochilas son pesadas, ya que llevamos ordenadores, cámaras, trípode y botellas y tupper (de acero inoxidable, claro, es lo que tiene llevar al límite lo de evitar el plástico).

Intentamos caminar siempre lo más pegados posible a la costa, por lo que nos paramos en algunas playas e investigamos los residuos que hay, buscamos cosas curiosas y hacemos alguna pequeña limpieza.

Cuando llegamos al destino planeamos la ruta del día siguiente. Solemos hacer entre 20 y 25 kilómetros, pero lo que más marca la distancia es el precio del alojamiento; donde esté el más económico, allá que vamos.

Y por la tarde seguimos trabajando en la creación de contenidos, organizando entrevistas y editando videos.

Mucho antes de echaros a los caminos de la costa, tuvisteis la idea de vivir sin plásticos. ¿Os resultó fácil? ¿Hasta qué punto te cambia la vida renunciar a los plásticos?

En el año 2015 nos propusimos vivir sin plástico desechable, y para tomárnoslo un poco más en serio abrimos un blog, que muy originalmente, titulamos vivir sin plástico.

En un principio lo único que hacíamos era publicar una foto cada domingo con todos los residuos plásticos que habíamos generado durante la semana, los que no habíamos podido evitar. Cada semana intentábamos mejorar un poco y buscar alternativas, por lo que la foto semanal cada vez estaba más vacía. Tardamos quince semanas en no tener nada que fotografiar, en no generar ni un solo residuo plástico en una semana

Tras esto nos propusimos que todos los desechos plásticos que generamos en un año nos cupiesen en dos tarros pequeños, de un litro de tamaño. No solo nos cupieron los de un año, nos cupieron los de dos. Somos bastante cabezones.

Las primeras semanas fueron difíciles. Íbamos a comprar al mismo supermercado de siempre esperando comprar lo mismo de siempre sin plástico. Evidentemente no funcionó.

Luego empezamos a investigar en nuestro barrio y encontramos tiendas en las que había alternativas, empezamos a comprar casi todo a granel y creamos una nueva rutina de compra.

Después de 2 o 3 meses ni nos dábamos cuenta que estamos evitando el plástico, pasó a ser lo normal. Algo tan simple como evitar el plástico nos llevó a reducir el uso de otros materiales desechables, a generar menos basura y a darnos cuenta de que, en realidad, no necesitamos tantas cosas.

Esto nos ha llevado a ser mucho menos consumistas, a cuidar más los objetos que tenemos para que nos duren el máximo tiempo posible y a investigar más a las empresas que están detrás de todo aquello que consumimos.

Ya suena un poco a tópico, pero cada compra es como un voto. Con ellas estamos apoyando el tipo de sociedad que queremos construir.

¿Qué consejo le daríais a alguien que quisiera afrontar el mismo reto que vosotros? ¿Se puede entrar poco a poco o hay que ir con todo o nada?

Hay tanto plástico en nuestro día a día que reducirlo es de lo más sencillo. Lo primero es analizar un poco tus residuos y ver qué es lo que encuentras. Luego empezar por lo que te resulte más fácil y, poco a poco, ir avanzando.

Por ejemplo, en nuestro caso teníamos muchas bolsas de mezcla de lechuga y de verduras cortadas. Fue algo tan fácil como comprar las lechugas enteras y las verduras en manojos. También teníamos muchas bolsas de frutos secos, de pasta y cereales, así que empezamos a comprarlos a granel.

Hay alternativas para casi todo. Cuando tengas un producto controlado pasa al siguiente y así hasta donde te sientas cómodo. No se trata de todo o nada, lo importante es reducir. Nosotros no recomendamos ir de todo a nada, pero en realidad es lo que nosotros hicimos. Depende un poco de tu personalidad, si te gustan los retos puedes ir a por todas. Y, si te lo tomas como un juego, resulta de lo más divertido.

Menos de diez años después de aquella decisión, sois unas eminencias en la práctica de la vida sin plásticos, habéis publicado un libro sobre el tema, incluso...

Cuando empezamos no teníamos ninguna pretensión, ¿a quién le podrían interesar las fotos de nuestros residuos? Pero el blog empezó a tener bastante repercusión. Nos escribía mucha gente pidiéndonos consejos, por lo que cada vez investigamos más. Empezamos a publicar entradas con más información sobre la contaminación por plástico, sobre los estudios que se publicaban y cuando llevamos apenas unos meses nos llamó una asociación para que diéramos nuestra primera charla.

Poco después, aparecimos en un programa de televisión y después, durante un par de años se volvió habitual salir en televisión. Éramos los raros que vivíamos sin plástico. Y durante todo este tiempo continuamos dando charlas sobre cómo vivir sin plástico. Nos ofrecieron escribir un libro, que publicamos en el año 2019. Y en el año 2020 nos convertimos oficialmente en asociación sin ánimo de lucro.

A lo largo del camino os vais encontrando con mucha gente que, como vosotros, está involucrada en la protección de los mares y las costas. ¿Cómo contactáis con ellos?

Por redes sociales, que para esto vienen genial. Está genial desvirtualizar a las personas, son siempre más majas en el mundo real.

Teníamos bastantes contactos antes de salir y, cuando conoces a alguien, siempre te acaba hablando de más personas de la misma zona. Por suerte, hay muchísimas asociaciones ambientales involucradas con el océano. Gente con muchísima pasión y entrega. Sin duda conocer a estas personas es lo mejor del viaje

¿Qué conclusiones habéis sacado hasta ahora? ¿En qué estado están nuestras costas y cuáles son los mayores peligros que enfrentan?

En lo que respecta a la contaminación por plástico, la situación es muy preocupante. En el verano las playas se veían bastante limpias, pero es porque en la mayoría de los sitios las limpian diariamente por el turismo. Aún así, en todas encontramos muchísima cantidad de microplásticos, sobre todo en la línea de la marea

Una vez que se fue pasando el verano (y las limpiezas) hemos comprobado la gran cantidad de residuos que llegan a ellas. Depende de la orientación de las playas y de las corrientes, pero es descorazonador.

La sobrepesca y la pesca ilegal también son grandes problemas. Cada vez hay menos que pescar. Hemos encontrado muchos delfines muertos varados en la playa, que según nos contó un experto se deben a la pesca.

¿Afrontan todas las costas peninsulares los mismos peligros?

En lo que respecta a los residuos varía bastante, en zonas donde tienen depuradoras cerca se encuentran más residuos sanitarios, como bastoncillos, toallitas o incluso jeringuillas,

En las Rías Baixas encontramos muchos residuos de las bateas, que se usan para la cría de mejillones. Portugal está plagada de un tipo específico de nasas para atrapar pulpos.

Hay playas en las que se encuentran muchas telas, o suelas de zapatos, porque antiguamente había una fábrica.

Luego cada zona tiene problemáticas particulares, en Tapía (Asturias) quieren explorar un yacimiento de oro, lo que tendría un enorme impacto ambiental. En otras zonas de Asturias hay mucha acumulación de plantas invasoras en las dunas.

En la zona de Portugal en la que estamos ahora, el año pasado murieron miles de aves migratorias porque, por la temperatura del agua, los peces de los que se alimentan habían buscado aguas más frías.

El océano, por desgracia, tiene muchas amenazas.

La aparición, en las costas de Galicia, de pellets de plástico procedentes de un barco portacontenedores ha entrado de lleno en la actualidad informativa. Vosotros habéis entrevistado a expertos sobre el tema. ¿Qué os han contado?

Hemos contactado con asociaciones amigas de esa zona en la zona de Coruña y están desesperadas. Nosotros encontramos en verano un pequeño vertido de pellets en la playa de Burela y comprobamos lo difícil que es recogerlos. Cuando están en arena seca es fácil tamizarlos, pero cuando se pisan, están en arena mojada o en arena gruesa todo se complica. Y si se mezclan con algas o con materia orgánica todavía es peor. Tienes que tener muchísima paciencia y dedicar mucho tiempo para poder separarlos.

Imagina que te tiras horas para limpiar una playa, y cuando vuelves al día siguiente está igual. Eso es lo que está ocurriendo. Es deprimente comprobar como no paran de llegar esas bolitas blancas.

Por su tamaño y forma muchos peces acaban ingiriendolos. Los pellets sirven de vehículo para sustancias tóxicas en el medio marino, como metales pesados y contaminantes persistentes, que se adhieren a ellos, por lo que son como pequeñas bombas tóxicas.

Investigaciones toxicológicas indican que su ingestión podría tener efectos disruptivos en el sistema endocrino de los peces y acabar alterando el comportamiento de los organismos marinos.