El Saraghrar es la cuarta montaña más alta de la cordillera del Hindu Kush y es, podríamos decir, una montaña curiosa. Está formada por cinco picos principales de más de 7.000 metros, entre los que se extiende una enorme meseta suspendida, como si todo el conjunto hubiera sido diseñado como una fortaleza de hielo y roca.

A mediados de los años 70 y principios de los 80, una de esos cinco torreones, la cima noroeste, se convirtió en objeto de obsesión del alpinismo catalán. En ese intervalo de tiempo se lanzaron hasta tres expediciones (1875, 1977 y 1982) que intentaron alcanzar la cima por la vía del pilar Suroeste, desde el valle Rosh Gol. No fue hasta el 9 de agosto del 82 cuando Juan López Díaz, que dirigía la expedición, Enrique Lucas y Nil Bohigas pudieron alcanzar una cima adjunta, la cumbre Noroeste II, que con sus 7.200 metros era algo más baja que su vecina principal. La cumbre noroeste propiamente dicha permanecería virgen hasta que en 2021 los alpinistas georgianos Archil Badriashvili, Giorgi Tepnadze, y Bakar Gelashvili completaran su primera ascensión.

Casi 41 años después del último intento catalán, una nueva cordada formada por catalanes se ha acercado a la montaña con la intención de repetir la vía del 82. Oriol Baró, Bru Busom (ambos Friends de Ternua), Marc Toralles y Guillem Sancho partieron hacia Pakistán a finales de junio. Ahora que ya están de vuelta en casa hemos hablado con Oriol y Bru para que nos cuenten cómo ha sido la experiencia.

La cima noroeste del Saraghrar tiene mucha significación para el alpinismo catalán. ¿Ha influido eso en vuestra elección del objetivo?

ORIOL Un poco si, Joan Martí y Enric Lucas, integrantes de la expedición del 82, son buenos amigos. Siempre me habían hablado de la calidad del granito del Saraghar y del buen tiempo que les hizo. Yo ya había estado en par de ocasiones en el Karakorum, me apetecía conocer otra parte de Pakistán y esta zona me llamaba la atención especialmente.

Fuimos a ver a Enric que vive cerca de Pobla de Segur. Nos explicó un montón de cosas y nos terminó de motivar. Roca buena, buen tiempo… A Joan no pude ir a verlo, pues antes de salir de expedición trabajamos mucho los cuatro y teníamos pocos días libres. Ahora, cuando termine agosto, voy a hacerle una visita a él y a Dolors en su casa de Berga.

BRU Yo, por mi parte, conocí la montaña gracias a la ascensión que hicieron los georgianos en 2021. El pilar de su izquierda nos enamoró a primera vista. Enseguida descubrimos que ya había habido una expedición catalana. Después, cuando hablamos con Enric, vi que aquel pilar era un gran plan B en caso de no poder hacer el pilar noroeste.

Campo base del Saraghrar

¿Cómo describiríais el Sharagrhar? ¿Y la vía?

ORIOL Es una montaña granítica de grandes dimensiones, desde el oeste donde hemos estado nosotros, es una fortaleza de más de dos mil metros de pared, a lo alto y a lo ancho.

En cuanto a la vía, la de los catalanes del 82, sigue el más evidente de los espolones. Es una escalada segura, de una dificultad razonable y con buenos emplazamientos para los vivacs. Se puede dividir en dos partes, los primeros 1.200 m son rocosos, de escalada libre en buena roca, ahí es donde estaban las cuerdas fijas de las anteriores expediciones; y la parte superior, a partir de 6.400 m, es de escalada mixta.

Empecemos por el principio. Se trata de una zona poco visitada ¿Es complicado el acceso hasta la montaña?

ORIOL Si te refieres a la aproximación, parte de la capital de la región del Hindu Kush, que es Chitral. Para llegar allí en el 2016 inauguraron un túnel que facilita bastante las cosas y ahora en un largo día desde Islamabad se llega. Después, el acceso al valle del Tirich Mir ya es en todo terreno. Una vez que llegamos al pueblo de Zandrangam, donde se divide el valle principal, empezamos a caminar. Por delante quedan dos mil metros de desnivel y veinte kilómetros hasta el campo base, que está a 4200m.

Donde habéis pasado bastante tiempo.

ORIOL Pues sí. De los 43 días que ha durado la expedición hemos dormido 32 en el base. Los primeros diez días los dedicamos a aclimatar por los alrededores y después intentamos un seis mil básicamente de nieve, fronterizo con Afganistán.

Y después, a la vía catalana…

ORIOL No. Bru y Marc se encapricharon de ese pilar majestuoso que ya ha contado Bru, que está situado más al oeste de la vía de los georgianos y allí nos fuimos todos. Previa preparación, fijando los doscientos metros de cuerda que teníamos, nos metimos en la pared hasta que una intensa nevada de casi dos días nos hizo renunciar después de cinco días colgados.

Luego descansamos un par de días y fuimos a por la última oportunidad. La vía de los catalanes estaba en perfectas condiciones, así que lo aprovechamos y en dos días llegamos muy arriba. Entonces llegó un día muy malo, nevó toda la noche y se formó un verglás en el que Bru nos fijó la cuerda para todos. El cuarto día recibimos un mensaje con una previsión meteorológica muy mala, así que cambiamos de estrategia, unos nos fuimos para arriba y otros para abajo. Guillem y yo descendimos preparando los rápeles para que Bru y Marc, que iban a intentar acabar la vía, tuvieran la retirada cubierta. Bru era el más fuerte y motivado, se merecía poder intentar la cumbre. 

BRU Sí, lo que pasó fue que la meteo marcaba que el siguiente día sería malo, pero que al otro volvería a mejorar. Así que convencí a Marc de tomar una decisión muy arriesgada. Decidimos tratar de llegar esa misma tarde al vivac a 7000m y asumir la posibilidad de quedar atrapados en esa altitud durante 2 días. No habíamos experimentado previamente tal altitud y nos daba mucho respeto. Hasta ese momento el parte meteorológico no era nada fiable, siempre había hecho peor tiempo de lo anunciado, pero esta vez tuvimos la suerte de que se equivocara para bien.

En Ànima de Corall Marc y tú tuvisteis la sensación de que os la estábais jugando por unas condiciones objetivas realmente peligrosas. ¿Tuviste esa sensación al tomar esta decisión de seguir para arriba? 

BRU Son diferentes montañas con sus diferentes características. Aquí tuvimos también una advertencia muy seria. Estábamos aclimatando en la cima Languta e Barfi (6.800m), cuando, cruzando por debajo de un serac, un gran bloque de hielo nos cayó encima. Pudimos esquivar el gran bloque pero nos comimos una buena purga de hielo y nieve que me arrancó de las manos el piolet y el bastón, y por muy poco nos arrastra hacia la nada. Por suerte, quedó en un susto y nos fuimos para abajo contentos de que la fortuna hubiera estado de nuestro lado. Distinta es la decisión de subir a cumbre con un parte meteorológico no favorable, pero la intensidad de incertidumbre y alerta fue parecida a la del Siula.

La expedición del 82 alcanzó la cima noroeste II, que es ligeramente más baja que la principal. ¿Vosotros subisteis hasta esa cumbre o prolongasteis la ascensión hasta la principal?

BRU Subimos hasta la misma cumbre que subieron en la expedición del 82. Nos hubiera gustado continuar hacia la cumbre principal, pero en la arista final había una costra de unos diez centímetros, que cuando se rompía, metíamos toda la pata dentro. Era muy cansado caminar, y entre los dos era prácticamente imposible llegar más lejos.

Oriol y Bru en la pared

Esa cumbre principal, de hecho, no fue culminada hasta 2021, 62 años después de que cayera la noreste. ¿Qué tiene este pico para que haya tomado tanto tiempo y tantos intentos alcanzarlo?

BRU La muralla de dos mil metros que separa el suelo de la arista final no tiene posiblidades de subir en terreno fácil y hace que tengas que emplear muchos esfuerzos y días en conseguir superarla. Una vez arriba, la cumbres principal están muy lejos y tiene que venir todo de cara para plantearse ir a coronarla.

¿Qué balance hacéis de la expedición?

ORIOL El balance es muy positivo, a pesar de que por mi parte no he llegado arriba de ningún lado. Hemos escalado un montón y solo estar en ese rincón del mundo, disfrutar de la hospitalidad de los montañeses y entender un poco su forma de vida, en un lugar tan árido y abrupto, ya me deja con un buen recuerdo.

BRU Coincido con Oriol. Ha sido una experiencia personal muy gratificante. Descubrir este lugar tan remoto y su gente ha sido un auténtico placer. A nivel deportivo también estoy muy contento con las sensaciones físicas que experimenté en altitud, pues nunca había estado tan alto ¡y pude comprobar como mi cuerpo funciona!

¿Qué mensaje dejarías a futuros repetidores?

ORIOL Que vayan; la roca es buenísima, el campo base cómodo, el tiempo bastante estable, la gente de la zona muy hospitalaria y las expediciones son una gran ayuda para la precaria economía local.

BRU Totalmente de acuerdo: gente muy agradable, mucho terreno para poder abrir nuevos itinerarios en una zona nada explotada por el turismo y con montañas que enamoran a primera vista.