POR MARTIN ELÍAS E IKER MADOZ

Hace ya varios años que encontré y leí en casa el libro del Louis Audoubert de la Primera repetición invernal de la Integral de Peuterey. Desde entonces, he tenido la ilusión de, si iba a esta línea, intentarla en invierno. De esta manera, un buen día, echando un café con Martín, salió el tema y vimos que los dos vivíamos con la misma ilusión. Así quedamos; cuando las condiciones fuesen buenas, iríamos.

arista completa

Pasaron años hasta que el invierno pasado, el día 15 de enero, recibí un mensaje de Martín diciendo que creía ver buenas condiciones en la arista. Martín, vive en el Valle de Chamonix y trabajando de guía podía estar más al día de cómo estaba la montaña. Yo ese día estaba trabajando, de guía también, en el Valle de Tena. No obstante, tras valorarlo y hablarlo por teléfono, por la tarde cambié el rumbo y tiré a los Alpes. Nunca es el mejor momento y siempre estamos con compromisos que, de la manera más delicada posible, tenemos que dejar de lado para dar pie a este tipo de actividades que exigen unas condiciones inusuales.

Al llegar a Chamonix y chequear de nuevo la meteo vimos que habían acortado la ventana de buen tiempo y no íbamos a tener tiempo de hacer la Integral. Así, algo desanimados, pensamos en hacer otra cosa. Un buen amigo nos dijo que podíamos ir a la vía “In Memoria di Gianni Comino” en la cara Sur de las Grandes Jorasses. Decidimos ir, los hermanos Elías y yo, en el día y con esquís (cosa que no valió la pena) y al final echamos 21 horas de actividad, escalando 1400 metros de vía y bajando por la normal. Esta ruta, que hasta entonces no había sido casi repetida, tras nuestra visita se escaló por numerosas cordadas más. ¡Se puso de moda!

Al día siguiente, revisando la meteo, vimos que todavía había otra oportunidad de ir a la Integral de Peuterey y, todavía cansados por la larga jornada de las Jorasses, empezamos a preparar todo para el viaje de 6 días. Muchos días para que la mochila pese poco, pero los últimos que la repitieron en invierno, miembros del grupo militar francés de montaña, tardaron eso y no nos atrevimos a ir con menos.

Así, esta vez Martín y yo mano a mano, con varios días de anticiclón por delante, sin apenas viento ni nubes y con una ISO 0 a 2000 metros de altura, salimos a Italia. Sergio García nos llevó a Courmayeur en coche (muchas gracias ;)) para empezar desde ahí la aproximación al refugio Borelli, bajo la Aguja Negra de Peuterey. Seis horas echamos para llegar a esta cabaña sin guardar, y en ella pasamos la primera noche. Un primer día tranquilo que daba paso a la larga arista que termina en el Mont Blanc.

Las condiciones eran idóneas, poca nieve en la montaña y la roca limpia para poder escalar con las manos. Y en las rampas finales del Mont Blanc de Courmayeur no veíamos hielo negro, lo cual es un alivio.

El segundo día nos levantamos a las 4:00 y fuimos hacia el pie de vía. El objetivo del día era adelantar lo máximo posible y escalar el mayor número de puntas de la Arista Sur a la Aguja Negra de Peuterey. De esta manera, pudimos llegar al final del día a la Punta Brendel, hacia las 22:00. La poca nieve que encontrábamos no ayudaba generalmente y las mochilas pesaban; por lo que no íbamos muy rápidos. Lo bueno fue que escalamos al sol y que logramos hacer una buena plataforma en la nieve para dormir y descansar.

El tercer día queríamos llegar hasta el Vivac Craveri, así que con las primeras luces ya estábamos escalando. Fuimos bien, y al medio día ya estábamos en la cima de la Noire. De ahí rapelamos hacia el lado Oeste y nos plantamos en la base de las Agujas llamadas Damas Inglesas. Aquí sí que flipamos más. Nieve profunda y mala roca; una combinación bastante poco apetecible. Aunque teníamos info de la vía, nos embarcamos un poco entre las puntas y echamos más tiempo y esfuerzo de lo esperado. Por segundo día, terminamos entrando a las 22:00 en el Vivac Craveri, situado en un lugar muy muy curioso. Nos hizo un buen papel esta “plataforma de lata”. Otro buen liofilizado para cenar, y a dormir; el día siguiente iba a ser, de nuevo, largo.

Amanecimos en el cuarto día con intención de hacer cima en el Mont Blanc y bajar a dormir a la parte libre del Refugio Gouter. Entre medio teníamos la Punta Gillermina, las Puntas de la Blanca y el Col de Peuterey. Fue una jornada de menos escalada y más andar sobre nieve, a veces, podrida. Pasaron las horas y, anocheciendo, llegamos a la cima del Mont Blanc de Courmayeur. De ahí al Mont Blanc, el infierno: hielo negro. Estaba pelado de nieve y dónde normalmente se puede ir andando tuvimos que ir con las puntas delanteras de los crampones y los dos piolets. Martín no sé, pero yo ya estaba hasta el gorro y cansado.

Una vez en la cima principal, descendimos por la Arista de Bosses y el Dome de Gouter hasta el refugio. Y mira cómo son las cosas de diferentes (o nosotros de despistados) que tuvimos que sacar el móvil y encender el GPS para orientarnos en la zona del Dome de Gouter; nos faltó poco para tirarnos hacia Mulets, pero finalmente, llegamos hacia las 23:00; ¡otro largo día!

El quinto día fue corto. Bajando de Gouter, un tropiezo en la zona plana entre Tete Rousse y Nid de Aigle hizo que Martín se hiciera daño en la rodilla, así que acabamos llamando al PGHM. En una hora estábamos en Chamonix, contentos, repasando lo vivido los últimos días. Inconscientes todavía de que habíamos cumplido un pequeño sueño.

¡El sexto día estábamos en casa, con amigos y amigas, comiendo un exquisito cocido!

Finalmente necesitamos 5 días para completar esta travesía; uno menos de lo que a priori habíamos pensado. Para ello los días los hicimos largos y, aunque cinco sean muchos días, se nos pasaron volando.

Bajo compromiso pero alta exposición. Bajo compromiso porque nos encontrábamos en los Alpes en una zona con cobertura móvil en donde si nos ocurría algo podíamos llamar por teléfono para que nos fuesen a buscar. En cambio, hubo muchos momentos de dejar los seguros lejos y de intentar ir rápido. Y eso, unido a la mochila pesada y las botas dobles, hicieron que la actividad adquiriera un nivel de exposición alto.