Hace un par de semanas, los aficionados a la montaña amanecíamos con la noticia de que la cumbre central del monte Roncagli, uno de los mayores desafíos pendientes de la Cordillera Darwin, en Tierra del Fuego, había sido superado por fin después de mostrarse inasequible a todos los intentos de pisar su cumbre principal lanzados durante 50 años. Fueron Ibai Rico y Jon Inoriza, quienes finalmente consiguieron desentrañar el secreto de esta cumbre virgen en el curso de la expedición Into the Ice.  

La ascensión del Roncagli, sin embargo, no fue más que la guinda del pastel de una expedición que, al estilo de las antiguas aventuras de la llamada Edad Heroica se planteó con un doble propósito: el primero, de exploración y deportivo; el segundo, de estudio científico. Ambas facetas, en cualquier caso, se entrelazaban y tenían sentido dentro del objetivo más amplio de Into the Ice, que era el de explorar las zonas elevadas de la cordillera y mejorar el conocimiento de los cambios glaciares del tercer campo de hielo más grande de América del Sur.

 

velero expedición Into the Ice 

 Ciencia en terra incógnita

Into the Ice vendría a ser la versión renovada de la expedición Incognita Patagonia que Eñaut Izagirre e Ibai Rico organizaron en 2017 al campo de hielo Cloue, en la isla Hoste. También en aquella ocasión, como en ésta, hubo espacio para los logros deportivos y para la recogida de muestras.

Into the Ice dio comienzo a mediados de marzo y, como Incógnita Patagonia, el elemento principal de su logísitca fue un velero, en este caso el Kotik, que tripulan Igor Bely y Adriana Enríquez. Con él, los integrantes de la expedición pudieron moverse de fiordo en fiordo (algunos de ellos inexplorados) buscando la mejor manera de aproximarse a los distintos glaciares de la cordillera en los que pretendían desempeñar sus tareas. Dichos integrantes fueron Eñaut Izagirre (geógrafo y glaciólogo), Ibai Rico (geógrafo y guía de montaña), Jon Inoriza (alpinista), Andrew Opila (cámara y fotógrafo) y Jon Artano (escritor y periodista).

 

equipo de into the ice

 

Durante un mes, entre el 19 de marzo y el 16 de abril, la expedición consiguió abrirse camino hasta las partes altas del campo de hielo y extraer muestras de nieve de cinco pozos, de hasta 2,4 metros de profundidad, en los glaciares de Roncagli, Holanda/Francés e Italia. Estas muestras permitirán determinar la procedencia de la acumulación nival, así como las características de dicha acumulación y su repercusión en el balance de masa de estos glaciares. Con ello sabremos más sobre cómo está afectando el cambio climático a estas regiones.

Asimismo, se recogieron media docena de muestras de 1 kilo de nieve para analizar la presencia de hollín, lo cual permitirá determinar los niveles de contaminación producida por el ser humano, y su impacto en los distintos sistemas terrestres.

 

recogida de muestras durante into the ice

 

Otro de los objetivos científicos de Into the Ice era el de recuperar una serie de instrumentos científicos dejados por Eñaut en la parte baja del glaciar Roncagli en abril de 2018, y que forman parte de su proyecto de doctorado. Los datos recogidos por dichos instrumentos (siete termómetros, una estación meteorológica autónoma y una cámara de time lapse), junto con los vuelos fotogramétricos realizados con dron, han permitido determinar que el glaciar Roncagli ha retrocedido 1 kilómetro en los últimos 4 años.

Y por último, la expedición aprovechó también para recopilar datos y hacer labores de mantenimiento en una serie de estaciones meteorológicas montadas por el desaparecido escalador y navegante Charlie Porter.

 

Exploración y alpinismo

El monte Roncagli, al que hasta ahora se le atribuía una altura de 2.226 metros, era el mayor de los grandes desafíos alpinísticos aún pendientes en la cordillera de Darwin. Su altura, su difícil orografía y el hecho de que todas sus vertientes estén protegidas por enormes glaciares le habían mantenido a salvo de los cinco intentos de ascenso que se habían acometido desde los años 70. Uno de ellos, el de David Hillebrandt y su equipo, en 1990, había logrado la notable apertura de la arista norte hasta la cumbre occidental, pero la cumbre principal permanecía virgen.

 

exploración durante Into the Ice

 

El equipo de Into the Ice utilizó imágenes satelitales para planificar el ataque, y desentrañó el secreto de su aproximación llevando a cabo múltiples reconocimientos a pie a través de la maleza en las cotas bajas y sobre el campo de hielo en la altas. Fue así como, el 23 de marzo, Rico e Inoriza estuvieron en disposición de lanzar un ataque por la vertiente sur, que ya había sido tentada por Simon Yates y Andy Cave en 2013. En esta ocasión el intento culminó con éxito tras aprovechar la corta ventana de buen tiempo y el apoyo de todo el equipo.

La escalada permitió recotar el Roncagli mediante medición por GPS de alta precisión, lo cuál reveló que, en realidad, su cima se eleva 26 metros más de lo esperado; es decir, 2.252 metros. Rico e Iñoriza también llevaron a cabo mediciones glaciológicas cerca de la cumbre y en la zona de acumulación del glaciar homónimo.

 

cima del Roncagli

 

La escalada del Roncagli fue el hito más destacable de la vertiente deportiva de Into the Ice, pero no el único. Los mismos Rico e Inoriza llevaron a cabo el primer ascenso del Cerro Sara (2.072 metros) que también había sido intentado sin éxito previamente, y la apertura de una nueva vía al Monte Francés (2.261 metros)

Además de lo que depare el estudio de las muestras recogidas durante la expedición, Into the Ice todavía ha de proporcionar más frutos; en concreto, el de la película que saldrá del material que Andrew Opila ha grabado a lo largo de toda la expedición.