Decíamos hace un par de semanas que muchas de las escaladas que nuestro friend Kazuya Hiraide ha llevado a cabo nacieron de la simple observación de fotografías. Los escaladores leen las paredes como los kayakistas leen las corrientes de un río; ven líneas, problemas y alternativas donde los demás no vemos nada más que roca, nieve y hielo. Pero, ¿puede un alpinista encapricharse de una montaña que nunca ha visto?

Hace muchos años, durante su primera visita al Himalaya del Garhwal en una expedición organizada por Jordi Corominas, nuestro Friend Oriol Baró se encontró aclimatando en el Shivling junto a un alpinista Georgiano llamado Gía. Durante una de las noches que pasaron en altura, mientras descansaban fundiendo nieve, Gía le habló a Oriol de una montaña de su Georgia natal que era muy parecida a aquella sobre la que estaban. Se llamaba Ushba y, aunque su altura era mucho menor que la del Shivling (4.735 m frente a los 6.543 del Shivling) su forma bífida le recordaba a Gía a la del gigante indio. Cuando el georgiano describió la montaña, haciendo especial hincapié en su imponente pilar oeste, Oriol supo que aquella lejana mole que aún no había visto tenía todo lo que él busca en las montañas: verticalidad por todas sus caras. Y así quedó fijada en la lista de proyectos futuros.

 

escalada pared

 

Y por fin llegó el día. Oriol, ¿qué nos puedes contar del Ushba?

 

Que es una montaña magnífica, y que sí se parece al Shivling, tanto en dimensiones como por la forma bicéfala. La cima norte es la más asequible y fue escalada por primera vez en 1888, la cima principal fue escalada en 1903, aunque la vía Gabriel, que es considerada la “normal” fue abierta en 1937 y es por donde se suele hollar la cumbre.

El pilar oeste fue escalado en 1962 tras 17 días de trabajo por un numeroso grupo de escaladores rusos y georgianos. La vía que abrieron se llama Myshialiev.

 

¿Cómo surge esta expedición?

 

El invierno pasado estaba en mi casa compartiendo unas botellas de vino con Ekaitz Maiz y me comentó que Joseba Iztueta y él estaban tanteando ir al Ushba. Me apunté rápidamente.

 

¿Teníais claro el objetivo o ibais un poco a ciegas, a ver qué salía?

 

Teníamos claro el objetivo. Habíamos hablado con Mikel Sáez de Urabain y con Mikel Zabalza, que ya habían estado en la zona. No teníamos claros los accesos y el descenso, pero los diez días que tuvimos que pasar en Mestia y Mazeri esperando el buen tiempo nos sirvieron para reconocer la zona.

 

¿Qué vía escogisteis y por qué?

 

El pilar oeste es la pared más arrogante, espectacular y al mismo tiempo la más segura de esta montaña. Dentro de esta pared de casi 1.800 metros de desnivel escogimos la vía Miyshialev, que es la más sencilla.

 

¿Qué tipo de escalada es y qué tal fue?

 

Es una gran escalada alpina, con varios largos de 6c de roca pura y largos de mixto. Ir un equipo de tres personas hace que la mochila del primero pueda ser mas ligera, pues entre equipo de vivac y de hielo, el material a transportar es bastante pesado.

Todo fue muy bien. Acertamos con la estrategia gracias a la info de Mikel Sáez de Urabain y al porteo que hicimos hasta la base un día de mal tiempo. Cuando entramos en la pared, la encontramos seca y los tramos mixtos en condiciones aceptables. Progresamos con fluidez y respetamos los horarios y todo fue bien.

El descenso por la vía “Gabriel” fue seguramente lo más complejo. Desde luego, mucho más complicado de lo que esperábamos. Pero como llegamos a la cumbre a mediodía, pudimos permitirnos ir relajados buscando el camino. Tuvimos que vivaquear antes de llegar al glaciar, pero ya muy abajo.

 

campamento en pared

 

Y la gran celebración de la cumbre fue completamente improvisada, ¿no?

 

Sí, caminando por los pastos de altura, todavía cerca del glaciar, empecé a sentir olor a humo. No le dimos importancia y seguimos descendiendo, intentando adivinar el mejor camino hacia el valle. Días atrás había visto en el mapa que una pista para todoterrenos llegaba hasta una capilla a unos cinco kilómetros del pueblo. Pronto vimos que el humo venía de allí y ya nos imaginamos el asado.

La hospitalidad de los montañeses hizo el resto. En menos de cinco minutos ya habíamos abandonado las mochilas y estábamos sentados en una mesa con carne, ensalada, pan, vino y mucho vodka. Los comensales iban llegando, unos a pie y otros en coche, pero todos traían consigo, ”chacha” el destilado casero que, como buenos invitados, teníamos que probar. ¡En menos de tres horas quedamos fuera de juego! Por suerte se apiadaron de nosotros y nos llevaron de vuelta en coche hasta nuestro alojamiento en Mazeri.

 

cordada del Ushba