Con el otoño son muchas las personas que se animan a realizar trekkings en parajes de ensueño. Nepal, India, Patagonia, Pakistán y otros muchos lugares son fotografiados en estas fechas. Hablar de estos destinos conlleva hablar de altitud y con ello de las diferentes patologías que esta acarrea. Por ello en el post de hoy Asier Alonso Pinillos, director del Instituto de Medicina de Montaña y del Deporte IMMED nos habla sobre este tema y nos da algunas recomendaciones. 

La relación entre altitud y el ser humano ha sido ampliamente estudiada desde tiempos inmemorables (la primera referencia al mal de altura data del 37 AC en la historia clásica de China). Y es desde entonces, tras la primera ascensión al Mont Blanc, cuando se despertó la curiosidad por comprender qué fenómenos condicionan la respuesta humana a la altitud.

Para comprender la patología de altitud debemos hablar de la presión atmosférica (peso de las moléculas de aire que hay en una superficie determinada) que siempre disminuye con la altitud. Así, un alpinista en una ascensión, cuanta mas altitud alcanza, menos moléculas de aire ejercen su peso sobre él, por lo tanto, menor presión parcial de oxigeno.

La exposición brusca de un individuo a estas condiciones puede conllevar problemas de salud debido al fracaso de respuesta fisiológica del cuerpo:

Cefalea (dolor de cabeza) de la altitud: síntoma de mala adaptación a la altitud, se inicia a las 6-12h de exposición y no debería persistir más de 48-72h a misma altitud o 8h tras el descenso. La mayoría revierten con descanso, hidratación, y en ocasiones analgesia suave.

Mal Agudo de Montaña: Enfermedad de carácter benigno que aparece en sujetos no aclimatados a la hipoxia hipobárica. Síntomas: Cefalea, nauseas/vómitos, falta de apetito, fatiga, trastornos del sueño. Aparición entre las 6 y 12 primeras horas de exposición y desaparece entre 1 y 4 dias de aclimatación.

  • Recomendaciones: detener ascenso, reposo y aclimatación.
  • Descender rápidamente si hay síntomas graves como alteración del nivel de conciencia o descordinación.
  • Tratamiento farmacológico.
  • Evitar sedantes y alcohol.

Edema Pulmonar de la altitud: Considerado una forma maligna del mal agudo de montaña (MAM) que en ausencia de tratamiento conduce a la muerte. Patología que aparece predominantemente a la noche y no tienen porque haber presentado MAM. Síntomas: dificultad para respirar, tos seca, expectoración sonrosada…

  • Recomendaciones: descenso inmediato de 300-1000m y de forma más rápida posible.
  • Tratamiento farmacológico.

Edema Cerebral de la altitud: Cuadro poco frecuente pero potencialmente mortal. Los síntomas más frecuentes son: confusión, descoordinación, agitación, coma, irritabilidad, alucinaciones…

  • Recomendaciones: descenso inmediato
  • Tratamiento farmacológico
  • Cámara hiperbárica cuando no se pueda evacuar al paciente.

A modo de conclusión, me gustaría transmitir y difundir que las enfermedades de altitud pueden ser prevenidas en gran medida con una buena estrategia de aclimatación. Dejar que el cuerpo se habitúe de forma natural con un ascenso gradual es el pilar fundamental. Se recomienda permanecer algunas noches a 3000m antes de iniciar un ascenso a mas de 4000m. El ritmo depende de la altitud, pero en extrema altura se baraja 300m al día, con especial importancia en la altitud donde se pasa la noche (climb high, sleep low).

Una buena planificación, consejos de expertos, controles médicos oportunos (pruebas de esfuerzo) y una buena aclimatación nos dará la posibilidad de recorrer grandes parajes y altitudes.

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